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Torreón de Paredes ir a página principal

martes, octubre 11, 2005

Alto Cachapoal, los nuevos aires de un valle privilegiado

El inicio de la primavera coincidió con nuestra visita a esta renovada zona vitivinícola de la VI Región. Nuestro tercer viaje de esta serie por Chile, resulto a un lugar donde los proyectos parecen brotar, esta vez con ambiciosos alcances que van mucho más allá de vino.

(Artículo en Platos & Copas, por Carolina Bianchi Irigoyen)

Fertilización y crecimiento

El gran potencial de proyección enoturística, hizo que unieran al mapa de la ruta algunas empresas que pueden aportar energías a un trabajo que pretende ubicarse en el sitial turístico más importante. Al parecer prácticamente todas están fertilizando este proyecto, que de seguir así y con ese espíritu, no tendría por qué fallar la cosecha del éxito con tan prodigiosa zona de nuestro país.

Por mencionar algunos ejemplos, Viña Torreón de Paredes prepara su "Torreón", donde antes estaban sus oficinas comerciales, para recibir visitas; una sala de degustación sumado a una de ventas. El mirador tendrá modificaciones para transformarlo en punto privilegiado para descubrir la zona, beber y hasta recibir algunas explicaciones vitivinícolas. Todo ello sumado a su capacidad para realizar comidas de lujo para 25 personas en el salón principal. En un toque más informal aumenta para 50 si se ocupa el patio, o mucho más si se utilizan los jardines.

Javier y Álvaro Paredes nos llevaron hasta el mirador Kela, desde donde se obtiene un panorama de 360 grados del valle. Ahí nos contaron cuán privilegiado consideraban que era el lugar. Es un Valle hermoso de diversas tonalidades verdes y terrosas que la hacen aún más espectacular en la época primaveral, puesto que apenas aparecen los brotes de las parras y los mantos rosados y blancos de la floración de duraznos, manzanos y otros frutales. Allí existe una notoria influencia de la cordillera, cerros que liberan -a través de un cordón- una suave y constante brisa durante todo el año. Los cerros del poniente protegen de las vaguadas costeras, creando un microclima ideal para hacer buenos vinos.



En la fotografía Carolina Bianchi, Álvaro y Javier Paredes en los Viñedos.